Wednesday, August 29, 2007

Número 17 (marzo 2004)



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GUERRA SUCIA.
Por: Gabriel Castillo-Herrera.

Los jóvenes sesenteros-setenteros, sabíamos perfectamente a qué le tirábamos. Había muchos antecedentes. Sabíamos que en todos los movimientos sociales, los primeros perseguidos eran los comunistas. Sabíamos que existían grupos de choque, como el MURO, que se encargaban de golpear a estudiantes de izquierda. Sabíamos qué había sucedido con los ferrocarrileros y con los maestros; sabíamos cuánto tiempo habían sido perseguidos personajes como Valentín Campa; sabíamos que José Revueltas había pasado más años de su vida en el “bote” y en las Islas Marías que en libertad; sabíamos qué le había sucedido a Rubén Jaramillo; Sabíamos qué había sucedido en Ciudad Madera; sabíamos que vivíamos en un lado del mundo en el que no se permitía la disidencia; sabíamos que la Secretaría de Gobernación infiltraba simios disfrazados de estudiantes en las preparatorias y el la universidad; sabíamos y nos había tocado la represión del ’68; y la del ’71; sabíamos que la policía política era gente de la peor calaña; sabíamos, en última instancia, que no importaba qué tan “atentatorio” fuera lo que hubiéramos hecho, sino qué tan maldito, obtuso y salvaje sería el representante del (des) orden que eventualmente pudiera atraparnos. Bien que lo sabíamos; algunos tomaron todos los riesgos y otros en menor escala (unos murieron, otros desaparecieron, otros estuvieron presos y a otros no nos sucedió nada). Sabíamos que el único partido era el PRI, pues el PAN y el PPS eran sólo el parapeto de la “democracia”, y que el PC estaba proscrito desde años atrás. Y sabíamos, finalmente, que era así, porque vivíamos en el área de influencia del poder imperial de los EU’s, quienes desde la posguerra practicaban una auténtica política de cacería de brujas dentro de su territorio y la hacían extensiva (quizá con más fuerza... No, “quizá” no, ¡seguro!) en toda Latinoamérica, donde, para asegurar su política anticomunista y sus intereses económicos, mantenían dictaduras sangrientas o “democracias” como la nuestra, con policías políticas compuestas por cuasi animales. Aquí tenemos que llegar al terreno de la psicología de quienes recibían el encargo de “cuidar” de la seguridad del Estado: gente venida de los estamentos sociales más bajos, sin cultura, cargados de un fuerte sentimiento de revanchismo que al verse en una situación de poder, este sólo podía manifestarse como abuso de autoridad, corrupción e impunidad. Asesinos con permiso para matar.

Resulta lastimoso (y preocupante) confirmar que aún subsisten lacayos que, en los tiempos actuales, sostienen el absurdo de que existía justificación para que el Estado actuara como actuó (como el ex procurador Cuello Tuerzo, en declaraciones a favor de su amigo -ísimo- Nassar) puesto que “esos grupos” (se intuye que la guerrilla urbana) recibían entrenamiento en el extranjero. (¿Y la policía no recibía adiestramiento de agentes de la CIA y del mismísimo ejército gringo? ¿Y el gobierno no obedecía lineamientos del gobierno de los EU’s?). Los servicios de inteligencia y Gobernación eran bastante tontos en creer que el Estado Mexicano se veía en gran peligro de caer en las garras del maléfico (léase: “los comunistas”). ¿Para qué creen que sirvió la Revolución, desde el punto de vista político, si no para hacer del Estado Mexicano una institución fuerte?

Ayer la lucha de los gringos en todo el continente (y en los otros, también) fue contra el comunismo, y con ese pretexto obligaron a los países del área de su influencia a adoptar políticas represivas, por las que se explican todos esos años de represión, terror y asesinatos de Estado entre los que se cuentan esos que hoy denominan “Guerra Sucia”, y que sólo representan una pequeña parte de la historia negra de la persecución política..

Hoy los “malos” son Echeverría, Nassar Haro, el papá del ex defensor de los derechos humanos (de los enemigos del PRD) en el Distrito Federal y unos cuantos más. Creel, que siempre trata de engañar con su disfraz de legalidad, lanza amenazas. Y es que Fox y su gente necesitan asirse de algo que justifique su paso por el gobierno, ya que todo les ha salido mal. Hay que dejar claro, muy claro, que este asunto no se resuelve refundiendo en la cárcel a vejetes, enfermos y decrépitos. Los verdaderos responsables -más que individualidades- fueron instituciones, las más altas del país; por practicar una política entreguista y achichincle (igual que se hace hoy, en estos “tiempos de cambio”) sometida al poder de los políticos, militarotes y ricardos gringos. Para que no suceda nunca más, hay que resolverlo “pintando su raya” de la tutela norteamericana y no llamándolos “amigos y socios” –como en estos tres años- pues si antaño existió el pretexto del “comunismo internacional”, hoy estamos ante la presencia de un nuevo pretexto del cual hasta los “analistas” y “expertos en seguridad nacional” se hacen cómplices: “el terrorismo internacional”. No sea que vuelva a suceder.

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Wednesday, August 08, 2007

Número 5 (marzo de 2003)



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En relación al voto de México en la ONU.

Con motivo del afán guerrerista que han mostrado los dirigentes políticos de los EU’s, nuestro país se encuentra en una encrucijada. Así lo hizo notar Héctor Aguilar Camín en su programa semanal -“Zona Abierta”- correspondiente al 6 de marzo pasado trasmitido por Televisa.

El Programa (que debería llamarse Zona Medio Abierta, pues el moderador no deja hablar a sus invitados, a quienes interrumpe constantemente) contó en esta ocasión con invitadas. Don Héctor trató los asuntos del voto de México en el Consejo de Seguridad de la ONU, el de la inseguridad en nuestro país y el de la sucesión presidencial. Aquí discriminaremos el de la sucesión, por las razones que abajo se notan.

En el tema relativo al voto de México en la ONU, Aguilar forzó la situación para que las participantes –entre las que se encontraba Soledad Loaeza- votaran por un sí o un no al apoyo de México a los vecinos del norte. Ellas cuidaron de expresar una respuesta definitiva –alguna dijo, claramente, que no- ante lo cual Aguilar Camín se manifestó por un sí definitivo arguyendo que durante la Segunda Guerra Mundial fuimos sus aliados y “nos fue muy bien”, (otorgó un tácito permiso para matar a otros; porque, de esa manera, a nosotros nos va a ir bien). Soledad Loaeza no dio un sí explícito, pero no dejó de advertir sobre las consecuencias de no apoyar las intenciones de bombardear Irak por parte de Bush. Insinuó que tendríamos que soportar medidas de presión sobre nuestra moneda, con los migrantes y –dejó entrever- que no era conveniente votar en contra de sus intenciones. Me guardo, hasta aquí, mis comentarios para después del segundo tema: la inseguridad.

El moderador, insistió en que la tarea primordial del Estado es combatir la inseguridad. Digo que insistió, porque Carlos Fuentes –invitado al anterior programa de la serie- ya lo había rebatido (también en lo relativo al apoyo a los EU’s) argumentando que ante una serie de crisis económicas muy agudas, a mucha gente no le quedó más camino que delinquir. Por tanto, la tarea del Estado, prioritariamente, es resolver esa situación, la económica. Sin embargo, Aguilar sigue pensando que el papel del Estado moderno es dar de palos; el típico Estado represor. Debe prevalecer la aplicación del derecho; ahí todas estuvieron de acuerdo. (Desde la tesis aguilarcaminista, estaríamos ante una justificación de la matanza de Tlatelolco –por ejemplo- ya que el Estado estaba cumpliendo –en teoría y práctica- la observancia de la ley, con estricto apego al Artículo 145 bis, en el que se consignaba el delito de Disolución Social). Soledad Loaeza comentó un incidente en que, por un asunto de tránsito, un tipo la amenazó, desde su auto, con una pistola.

En este punto, tras estos dos párrafos, podemos encontrar dos enfoques totalmente contradictorios respecto de la aplicación del derecho. A nivel nacional, debe prevalecer –sin importar consecuencias (ni conveniencias)- el imperio de los órganos que se encargan de preservar el orden. Pero tratándose de asuntos internacionales, hay que analizar si NOS CONVIENE apoyar a un país que quiere situarse sobre el órgano internacional que se encarga de velar por el orden mundial. ¡Bonita deducción abierta de Aguilar y encubierta de Loaeza: apoyar las intenciones de los EU’s!, porque... ¡NOS CONVIENE!.

Y si, de conveniencias –no de derechos- se tratara, solamente habría que pensar que en pocos años la mayor parte del petróleo que consumirán los EU’s tendrán que conseguirlo del exterior (comprado o arrebatado, igual que cuando decidieron extender su territorio, obteniéndolo de México). Si estamos de acuerdo en que los gringos ataquen Irak estaremos –también- en posición de ajustarnos al adagio: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. ¿Saben por qué, doña Marisol y don Héctor? Porque tenemos lo que ellos ansían: petróleo, que es el motivo real de la agresión a Irak. Si la ONU no detiene a los norteamericanos, habrá que preguntarnos “¿cuándo nos toca a nosotros?”. Justificaciones no faltarían: que somos responsables del tráfico de drogas, que no cumplimos con las entregas de agua de las presas fronterizas, que no damos seguridad a los turistas de ese país; nada más como ejemplos. A mediano y largo plazo es una clara posibilidad.

Por lo tanto: ¿NOS CONVIENE votar a favor de la guerra? Aunque, repito, NO SE TRATA DE CONVENIENCIAS, sino de cuestiones de derecho internacional.

En el terreno de las suposiciones y de las simplificaciones, pregunto...
A Héctor Aguilar: si un ladrón vigilara su casa con intención de robar, ¿estaría de acuerdo en que yo votara (o manifestara mi apoyo) –POR CONVENIENCIA-a favor de que el ladrón lo hiciera con tal de que a mí me “vaya bien” y no se meta en la mía? A Soledad Loaeza: Si mi auto hubiera estado cerca del suyo y del de quien la amenazó con una pistola, ¿estaría de acuerdo en que yo votara (o manifestara mi apoyo) –POR CONVENIENCIA- a favor de ese imbécil con tal de que no se ensañe conmigo? A eso –a mi hipotético voto a favor que, desde luego, no daría-, aquí y en China, se le llama COMPLICIDAD.

Wednesday, August 01, 2007

Número 41 (abril 2006)


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JUÁREZ Y LOS DEBATES.
Por:gabriel Castillo-Herrera.

En su discurso del 21 de marzo, el candidato de no todo el PRI, Beto Madrazo, casi casi nos convenció de que Benito Juárez era un decidido partidario del debate, como sustento de la democracia, a pesar de que se vio inmerso en un periodo de enconados encuentros que dieron al traste con la paz, por lo que el debate civilizado era poco menos que imposible.

Pero si Madrazo lo dice, no habrá más que creerle, pues –como bien sabido es- Robertico no es nada mentiroso. Así que, imaginemos un montaje en el escenario que abajo describo:

1.- Estudio de una televisora atiborrada de cámaras.
2.- Adela Micha y Denise Maerker como moderadoras.
3.- Cinco podios con sendos micrófonos destinados a los debatientes, cuya posición determina un cartelito con el nombre de cada uno de ellos:
“Félix Zuloaga”, “Juárez”, “Maximiliano”, “Don Clero” y “Porfirio Díaz”.

Adela Micha, ante las cámaras, saluda:
-Buenas noches. Hoy nos encontramos aquí, en este preciso lugar, para presenciar, atestiguar, constatar, convencernos –pues- de que Juárez era un partidario de los debates, tal y como lo afirma, asegura, dice, menciona, el candidato Roberto Madrazo, Golpazo, Porrazo, Chingazo..

-A ver, a ver –interrumpe la Maerker, contra su costumbre- la señal que nos manda Madrazo es que Juárez, al igual que él, es un convencido de la democracia, del confrontar ideas. ¿Cuál sería el posible escenario? Tiene la palabra Félix.

-Denisse, Adela... Juárez tiene miedo de debatir; por eso mi propuesta es declararme presidente, aunque él lo sea, y lo conmino a que se deje, con apego a los ideales democráticos, echarle de cañonazos.

-Y tú... ¿qué dices, afirmas, sostienes, argumentas, Maximiliano?

-Mira, Adela, Juárez tiene miedo al debate; a fuerza quiere sostener la República cuando que lo moderno (si no, que lo diga Calderón) es la monarquía; a fuerza quiere consolidar la independencia cuando lo moderno es que las potencias dominen a los países pobres. Por eso me alié con los conservadores y le pedí a Napo su apoyo militar con el que vamos a hacerlo que debata persiguiéndolo por todo el país a punta de cañonazos. Con eso se dem...

-A ver –interrumpe Denise, contra su costumbre- todos hemos visto que tú, Don Clero, por el papel que representas en la sociedad, eres poco dado al diálogo, al debate; ¿qué tienes que decir a eso?

-No, yo, con el favor de Dios, sí soy partidario de los debates. Juárez es quien tiene miedo a debatir. No obstante que con las Leyes de Reforma nos quitaron tierras y los negocios que hacíamos explotando la fe (quiero decir “nuestra piadosa labor a favor de la fe”), nosotros si queremos dialogar, confrontar ideas, debatir... por eso apoyo a los conservadores y a Maximiliano y los franceses en el debate a cañonazos contra Juárez (¡méndigo indio!)

-Porfirio, a ver, tú eras de la gente de Juárez; a ver, dinos, porque no entendemos tu postura.

-Mire, Dinís, sólo regresaré al pais si el Don Juárez quiere debatir; si no, ni mais. Pero tiene miedo. Yo sí debato con intentonas de golpe de Estado porque a juerzas quiero ser presidente del pais.

-A como veo, miro, observo, intuyo, deduzco, concluyo, determino, Denise, esto no es un debate –dice la Micha- sino... ¡darle con el bate a Juárez! -risotada estruendosa, mientras se agarra la quijada-; pues... ¡dígales algo don Benito! –mientras continúa carcajeándose.

-Bueno, yo digo que...

-A ver –interrumpe Denisse contra su costumbre- lo que quiero que nos digas, Benito, es si es cierto que, como afirma Roberto –Madrazo- eres partidario de los debates como la forma más acabada de la democracia.

El Benemérito, apenas intenta reempezar cuando es interrumpido por los demás combatientes (perdón, “debatientes”):

-¡Populista! ¡Autoritario! ¡Tienes miedo al debate de ideas! ¡Corrupto! ¡Antidemocrático! ¡No te dejas cañonear! ¡Trabajas con Lerdo de Tejada! ¡Quieres acabar con el Imperio! ¡No te quieres poner la verde con Televisa Deportes! –argumentan, en civilizado debate.

La Maerker despide la transmisión, mientras le tapa la boca a Adela (quien sigue, continúa, permanece, agarrándose la quijada y riendo, a pesar de que la mano de su compañera pareciera impedírselo). “Bueno, ahí queda la pregunta en el aire. En las próximas semanas veremos si Madrazo tiene razón. Buenas noches”.